Una vez tomada la decisión de escudriñar la práctica con el proceso de acercarse sistemáticamente a ella, identificar la práctica es la primera etapa en el proceso complejo de revisar si las acciones se constituyen como educativas o no. El propósito de la identificación es recuperar el propio pensamiento y la concepción que lo acompaña en sus prácticas. Si el proceso es exitoso se conseguirá resignificar la práctica, y con ese conocimiento tendremos bases para desarrollar una metodología innovadora de la práctica educativa.
Para recuperar el propio pensamiento hemos de transitar por un proceso dual de acercamiento-distanciamineto de las acciones que realizamos. La práctica no es transparente a la mirada de los sujetos.Por eso, ponernos en contacto con nuiestra propia acción implica diversos procesos específicos.
Algunos de los procesos mediante los cuales vamos identificando en el tiempo los aspectos constitutivos de nuestra acción intencional objetiva, son los siguientes.
1. Describir lo que hacemos. Enunciar tal como nos aprarece a la conciencia inmediata las acciones de nuestro quehacer.
2. Analizar la descripción.Este proceso nos ha de llevar a tres disticiones que se operan al tiempo del análisis: distinguir descripciones; distinguir hipótesis de argumentos y distinguir evidencias de suposiciones.
3. Identificar las mediaciones. Describir y analizar va a permitir darnos cuenta, mediante la reflexión de cómo hicimos esos procesos, es decir, de que hablamos de las acciones siempre a través de una mediación. Para ello es necesario distanciarme de mi práctica para mediarla.
4. Al identificar y distinguir la mediación se puede trabajar en el proceso de distinguir las acciones intencionales objetivas del discurso con el cual nos referimos a esas mismas acciones acerca de la práctica.
5. Reconocer en la práctica la intención y los supuestos. En la medida en que se profundiza en las acciones caenmos en la cuenta de cómo hacemos acciones tanto intencionales como causadas. Con esta conciencia podemos distinguir actividades de intenciones, y sobre todo reconocer cuáles son los supuestos inconscientes con los cuales actuamos de manera cotidiana.
6. Reconocer los elementos que la componen. Con base en lo anterior podemos intentar, ahora sí, un proceso de identificación y reconocimiento de los elementos que concurren en la práctica; desagregarlos, compararlos, reconocer su índole y por lo tanto decubrir los constitutivos de la práctica, es decir, aquello que hace que esa práctica sea precisamente ésa y no otra.
7. Distinguir constitutivos de la acción intencional de las acciuones que son contingentes o acompañantes, facilita al educador distinguir el hecho educativo de las formalidades que lo rodean, las cuales son las más visibles y las menos educativas propiamente.
8. La distinción de las acciones educativas de las formalidades que acompañan llerva casi naturalemente a descubrir y valorar la importancia, para conseguir hechos educativos, de aquellas acciones que efectivamente sean congruentes con las intenciones.
9. Por último, en esta enunciación conviene citar dos procesos más:
Distinguir la comunicabilidad de la educabilidad. Se trata de no confundir la dificultad de comunicar la experiencia educativa y sus componentes con la educabilidad del ser humano. No todo es educable en un ser humano: hay límites definitivos. Ahí no puede llegar ningún educador y con dificultad llegará la persona misma. Pero hay otras áreas sí educables cuyas experiencias tienen comunicabilidad muy limitada; por ejemplo la educación en el área de la ética personal.
Recuperar la historia personal-social, pues identificar la práctica será más accesible cuando se recupera la biografía personal, la historia de las decisiones que nos llevaron a ese mundo y a esas prácticas. Reconcoer nuestro itinerario nos explica muchas de las acciones que practicamos.
Mediante estos nueve procesos se consigue material para contestar las preguntas: qué hago, cólo lo hago y qué produce lo actuado. Estos procesos personales descritos arriba de manera sucinta, suceden al tiempo del acercamiento intencional a descubrir los constitutivos de práctica desde las acciones mismas.
Ahora, ¿cómo se desarrollan en concreto? ¿Cómo se hace la identificación? Se utiliza la observación y el análisis de las acciones. La observación en tanto práctica científica tienen larga y fecunda historia en las ciencias sociales, especialmente en la antropología y la etnografía. Por eso, conviene la lectura y el estudio de las propuestas de quienes las han elaborado con profundidad y detalle. Le Compte, Postic y otros han escrito sus reflexiones y propuestas acerca de la observación, especialmente para los ámbitos educacionales.
Tomado de: Miguel Bazdresch Parada, en "Vivir la educación, transformar la práctica".
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